Te imaginas qué pasaría si en el clásico de clásicos del balompié nacional, la hinchada del equipo visitante ondeara un gran anuncio con la imagen de un cadáver bosquejando una suástica y un balón en una de sus extremidades con la leyenda “Fútbol: Fascismo. Cada quien su cruz”.
La respuesta a esta pregunta la encontrarás en la obra literaria Fútbol, del escritor mexicano Mariño González. Novela anárquica –en cuanto tratamiento de este tema deportivo- que tienden a utilizar unidades características de la novela policíaca y la prosa postmoderna para narrar con vitalidad las particulares del lado subterráneo, violento y grotesco que reviste a este deporte, así como a sus seguidores. Todo con el fin de demostrar que detrás de esas banderas multicolores, cánticos modernos de guerra, excitación y alegría reside el dominio del sistema como un lugar oscuro, siniestro, donde las leyes de establisment (moda, espectáculos y hasta creencias) son un aspecto concreto pero simulado que gobierna cada talante de vida.
Así en este contexto, cobra vida Flores Narval Maturana, protagonista de esta historia que inunda las 146 páginas de este libro sin concesiones a las florituras literarias, pero si a las psicológicas, al demostrar que el único móvil, el más importante, siempre mora, se esconde y permanece oculto en la cabeza del delincuente, pues por mucho que los demás urgen dentro de la mente y atribuyan el caos a la descomposición social, jamás entenderán que la enorme cantidad de imágenes corrosivas se engendraron en la historia individual y no colectiva de este actor.
De esta manera, junto con algún grado de desintegración o cambio radical en el orden social nace de las manos del escritor jalisciense una vida única –aunque no fuera de la realidad– donde principalmente adolescentes esperpénticos, animadores deportivos, habitan como seres moldeados para su aniquilación en la idea del antihéroe. Pues el personaje central blandiendo su no privilegiada vida (un abuelo sordo tras la agresión de un hincha, padres muertos a palos por un grupo de hooligan´s) decide entrar al juego para comenzar una campaña de ridicularización al atacar a los grupos porríles de la liga nacional.
Sin embargo, a pesar de su recelo hacia lo grupal Flores tiene que conocer a Fernanda, una típica adolescente marginada por su actitud solitaria, y sufrir un enfrentamiento con una banda de hooligans para entender que la pasividad es un mal que carcome al individuo, pues al pasar del tiempo esa inacción, implosión, irremediablemente terminará por sacudir todo lo que este a su alcance.
¿Pero será el nombre de este libro, Fútbol, únicamente un gancho publicitarios en estas épocas?. La respuesta parece en un principio ser afirmativa; sin embargo, ya entrado en hojas logra bosquejar la esencia de las barras bravas, así como también la cultura que se vive alrededor del llamado deporte nacional.
En fin, este título no sólo viene a ser bocanada de aire fresco –tan necesaria en tiempos previos al inicio de la liga MX – sino un posible epitafio de lo adelantado de lo que será posiblemente otro torneo más, pues a pesar de que las autoridades han luchado contra la violencia en la gradas -ésta se sigue generando- se multiplica atrozmente arrojando casos memorables como el aficionado muerto del América herido tras una riña después de un partido contra Querétaro.
Sin más, si eres apasionado al “deporte de las patadas” Fútbol es una alegoría sobre las inquietudes actuales sobre las consecuencias y la intervención de las corporaciones en la vida diaria, la descomposición en los gobiernos y la enajenación. Algo que hace preciso recordar aquellas palabras del escritor británico Gilbert Keith Chesterton, donde señalan que “en el mundo moderno, la libertad es lo contrario de la realidad; pero es sin embargo su ideal”, un ideal que en manos de Mariño González todavía sigue vivo, aunque en realidad no tenga mucho que ver con el rodar del balón.
Y no olvides que el deporte también es cultura…