“Las chicas sólo quieren divertirse. Bueno, no todas”, me dijo mientras soltaba una carcajada. ” Tu gran problema -por lo menos cuando nosotros salíamos- es que con las aburridas te diviertes y a las desmadrosas las abrumas”.
La llamada se llenó de silencio, segundos de vacío, hasta que soltó la carcajada…
“Cabrón vive la vida, fluye en el amor, es corta la existencia, diviértete. Bueno, no con todas, algunas quieren que las ames…”, explicó.
“A la mierda con tu puta diversión…”, pensé al mismo que colgué el teléfono.
El aparato sonó una y otra vez, contemplé una y otra vez la pantalla de móvil mientras fumaba y escuchaba su sonar. De pronto, comprendí el mensaje: a las chicas hay que darles algo para hacer o pensar.